Estoy segura de que todos quisiéramos tener la certeza de que cualquier petición que hagamos tendrá una respuesta positiva de parte de Dios, y si estuviéramos claros de que hay algo que impide que nuestra oración llegue a Dios, entonces haríamos todo lo posible por quitar el estorbo, pues los que hemos sido beneficiados del poder de la oración, sabemos que es una poderosa arma que Dios nos ha dado para bendecirnos con su comunión, su presencia y su respuesta.
Así es, la oración es una de las mejores cosas que tenemos como pueblo cristiano, es allí donde Dios nos devuelve la esperanza, donde levanta nuestros brazos, allí nuestro corazón obtiene paz, allí somos liberados de cualquier opresión, de allí volvemos con gozo, curiosamente muchas veces salgo de mi tiempo de oración como que hubiese sido operada, y en efecto, nunca saldremos igual después de un hermoso tiempo donde podemos adorarle y rendirnos a El. Por lo tanto, debemos cuidarnos y asegurarnos de que andamos con El desea que andemos, porque de lo contrario El no nos escuchará.
Este día quiero compartir algunos estorbos que impiden que nuestra oración sea escuchada por Dios, y que como creyentes deberíamos procurar limpiar, pues caso contrario, como popularmente se dice, si no lo hacemos, las oraciones no pasarán del techo.
En Santiago 4: 1-12, nos encontramos con algunos de los obstáculos que deseo que juntos analicemos:
Señor ayudanos a vivir en santidad, a decidir por ti, a quitar lo que nos obstaculiza estar en presencia, porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Agradecida por su llamado
Karen
Así es, la oración es una de las mejores cosas que tenemos como pueblo cristiano, es allí donde Dios nos devuelve la esperanza, donde levanta nuestros brazos, allí nuestro corazón obtiene paz, allí somos liberados de cualquier opresión, de allí volvemos con gozo, curiosamente muchas veces salgo de mi tiempo de oración como que hubiese sido operada, y en efecto, nunca saldremos igual después de un hermoso tiempo donde podemos adorarle y rendirnos a El. Por lo tanto, debemos cuidarnos y asegurarnos de que andamos con El desea que andemos, porque de lo contrario El no nos escuchará.
Este día quiero compartir algunos estorbos que impiden que nuestra oración sea escuchada por Dios, y que como creyentes deberíamos procurar limpiar, pues caso contrario, como popularmente se dice, si no lo hacemos, las oraciones no pasarán del techo.
En Santiago 4: 1-12, nos encontramos con algunos de los obstáculos que deseo que juntos analicemos:
- Presentarnos con orgullo, creyendonos que somos buenos, así como los fariseos que oraban haciendo alarde de lo que creían que era su condición, creyendose mejores que los demás, mostraban un corazón altivo. A veces nos presentamos al Señor casi queriendole decir que haga, pareciera que queremos que siga nuestras instrucciones en vez de ser nosotros quienes se disponen a escuchar su voz. O pedimos tanto por los demás que están equivocados en vez de pedirle al Señor que nos revele nuestra propia condición, así Dios actuaría y nos mostraría que a veces actuamos como enemigos de Dios, estando en la iglesia, somos como Pablo, que perseguía al Dios que creía servir.
"Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes." St. 4:6b
- Presentarnos con pecado, sin buscar arrepentirnos y pedir perdón. La Biblia claramente señala que no hay comunión entre la luz y las tinieblas, tampoco puede haber amistad con el mundo y a la vez amistad con Dios. El pecado sencillamente nos separa, nos aleja de Dios, así que restablecer la comunión con El solo es posible a través de volvernos del pecado, de arrepentirnos. Pero se trata de un arrepentimiento en el que en verdad dejamos de hacer aquello que sabemos no es del agrado de Dios, porque muchas veces lo que hacemos es suavizar el pecado, queriendo justificarnos. Así que pecado sigue siendo el chisme, la mentira, el adulterio, la fornicación, el levantar falso testimonio, la falta de sujeción a la autoridad puesta por Dios, la falta de perdón, matar, todo nos separa de Dios, aunque vayamos a la iglesia. Para Dios no hay pecados blancos y otros mas negritos, sencillamente el pecado es pecado y nos separa de El.
"¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios." St. 4:4
- No semeternos a Dios, pues es de allí que surge todo lo malo en el mundo. No someternos es sencillamente tomar su lugar, no permitirle gobernar en nuestra vida, y como producto de esto vienen pleitos, conflictos, celos, envidias, todo aquello que es contra Dios. Es que iglesias donde abunda todo esto no es más que el reflejo de que cada quien vive como quiere y que aunque han levantado su mano para aceptar a Dios, aún no han permitido que el Señor gobierne, aún no se han rendido. Tristemente esta es la realidad de la iglesia, divisiones, ansias de poder y dificultad para hacer la obra a la que fuimos llamados. ¿Como esperar que Dios nos oiga en medio de esto?, en realidad lo primero sería humillarnos pidiendo perdón al Señor, porque en vidas así Dios necesita actuar. Quien en verdad permite el gobierno de Dios, entonces le obedece a todo lo que el establece en su Palabra, consulta a El en sus decisiones y busca agradarle a El antes que a los hombres.
"De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean ago y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones." St. 4:1-3Estas son solo tres razones por las que Dios quizás no nos escucha en nuestras peticiones, ninguna de las tres son fáciles, pero son usadas por el enemigo para mantenernos alejados de Dios, aunque suene duro, la verdad es esta, el Señor desea una iglesia limpia, sin mancha, santa y mientras no nos dispongamos a dejar la vida de pecado atrás, podremos estar en la iglesia pero sin disfrutar de la comunión con el Rey.
Señor ayudanos a vivir en santidad, a decidir por ti, a quitar lo que nos obstaculiza estar en presencia, porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Agradecida por su llamado
Karen
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