Cuando decidimos decirle si al Señor al llamado al ministerio, no tenemos la más mínima idea de lo que estamos haciendo, estamos muy contentos de servir al Señor con nuestro llamado y solo queremos poner en práctica las ideas que fluyen como un río en nuestra cabeza. Pero hay una verdad, que es la que Jesús recuerda en Mateo cuando habla de las bienaventuranzas, esta es la parte que ni a mi, y estoy segura de que a nadie en el ministerio, quiere escuchar. Se trata del sufrimiento, que se produce cuando somos maltratados y maldecidos por las personas de las que menos esperaríamos. Si, hay gente dentro del ministerio que se dedica a mal decir de sus pastores, que incluso llegan a mentir para satisfacer sus intereses egoístas personales; y por supuesto que duele, pues tu esperarías que sean ellos los que sostengan tus brazos y no que te traicionen o te vituperen. Pero veamos algunas verdades que la Biblia nos enseña y que sirven de alerta por un lado y por otro lado nos animan.
- El espíritu de Judas abunda en nuestros días, es el espíritu de la traición. Es el mismo que invadió al que se llamaba discípulo de Jesús, que andaba con el, que conocía y veía lo que el hacía, pero que al final le traicionó. Jesús sufrió traición, pues también los que deseamos cargar la cruz de Cristo y padecer por su reino, con toda seguridad también sufriremos por la traición, de compañeros del ministerio, de los que dicen llamarse nuestros amigos, de los que son más cercanos. Porque hoy la infidelidad ha invadido no solo los hogares, también las iglesias que dañan a sus líderes por intereses egoístas y personales, olvidando que la iglesia le pertenece a Cristo.
- Quienes sufrimos en algún momento de la maldad de otros no debemos olvidar que nuestra lucha no es contra personas, sigue siendo contra Satanás mismo, que lamentablemente utiliza la gente para dañar a otros, y aunque suene duro, debemos bendecirles, orar por ellos y seguramente si hemos salido dañados, entonces debemos pedir al Señor que sane nuestros corazones para perdonar, porque su mandato es y sigue siendo "amar al enemigo", amar al que nos hace mal, pues no hay sacrificio en amar a los que nos hacen bien.
- Aun así hay algo que no podemos obviar y es que la justicia de Dios se llevará a cabo, nosotros no debemos defendernos ni pretender vengarnos o hacer justicia por nosotros mismos, porque mía es la venganza dice el Señor, El es nuestro abogado. Debemos esperar, orar para que sea El quien nos redima, si el lo hace, lo hará bien. Pacientemente esperé decía el salmista, eso debemos hacer, esperar en el Señor su tiempo, nos asombraremos de como el redime a sus hijos y los que hayan actuado en mal contra nosotros deberán temer, porque no es hombre el que actúa si no el mismísimo Dios que defiende a sus hijos.
- Padecer por causa de Cristo es algo que nadie quiere, pero el apóstol Pablo decía que se sentía gozoso de llevar la cruz, es decir de padecer por causa del Reino. Uau, definitivamente esto es un alto grado de madurez, y de entender que aún nuestra vida puede ser quitada por causa del reino de Dios. Por eso Jesús invita en el sermón del monte a gozarse y alegrarse porque el galardón de los que padecen es grande en el reino de los cielos.
- Debemos estar aferrados a El, porque de el mana la vida. La oración me sostuvo los dos últimos años que estuvimos en una iglesia en la que nos tocó padecer, fue la oración que me dio esperanza, fortaleza y amor por los que nos dañaban. Hoy sigue siendo la oración la que me sostiene y sostiene a mi familia y todo lo que hacemos, a través de la oración el Señor nos da fortaleza y nos recuerda la verdad de su Palabra que sera fiel en cumplirse todos los días de nuestra vida.
Amigas que han sufrido por causa de su llamado, gozaos y alegraos, porque no importa el comienzo de la carrera, tampoco los tropiezos durante el camino, lo mas importante es finalizar la carrera con gozo, de pie, firmes ante el que nos llamó, nuestro galardón será grande en los cielos.
Contenta por su llamado
Karen Rosales de Aguilar
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