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Mostrando entradas de noviembre, 2015

El Llamado de Dios

De hacer incidecia con ministros a servir al Rey, de lo bueno a lo mejor En cierta ocasión, una persona refiriéndose a un Pastor decía que el no era un Pastor, recuerdo que mi esposo le dijo que debía tener cuidado con lo que decía, pues nadie podía juzgar el llamado de otro, es decir si era o no llamado, este era un asunto entre Dios y el.  En realidad era un pastor jóven, y cuando comienzas el ministerio la gente olvida esto, desarrolla altas expectativas de personas que ni siquieran han tenido padres Pastores, es decir que no han visto un modelo cercano, pero que su corazón arde por servir al Señor en ese llamado y seguramente cometen errores, así como puedo decir que mi esposo y yo los hemos cometido. Pablo fué llamado al ministerio y seguramente atacado por ese llamado, habrán algunos que ni siquiera creían en el, sobre todo sabiendo su pasado, en el que había dedicado tiempo a perseguir a los cristianos.  Sin embargo, el es el primero en defender su llamado, un llamado que

Hay un solo evangelio

Aún recuerdo la ocasión en la que visitamos una iglesia fuera de nuestro pais, estábamos contentos de conocer una iglesia donde escucharíamos Palabra de Dios, debo decir que disfrutamos del tiempo de adoración, fue hermoso sumergirnos en la presencia del Señor sin ojos en nosotros, levantar las manos, adorar con libertad al rey de reyes.  Pronto estábamos listos para escuchar el mensaje, y fué así como apareció el predicador, un hombre entusiasta, que habló una hora y media, contó chistes, tuvo sus secciones motivacionales, divertidas, la gente a nuestro alrededor parecía eufórica ante este lider, gritaban amen, aleluya y otras cosas más, pero para mí carecían de sentido, y tristemente cerramos el tiempo sin que fuera abierta y predicada la Santa Palabra de Dios.  Mi esposo al salir me dijo dos cosas que aún guardo en mi pensamiento: 1) Extraño mi iglesia. 2) Los hombres que predican la Palabra no son amados, pero los que predican charlatanerías son amados. Era cierto, la gente amaba a