Mientras tenía mi devocional esta mañana, en el libro de Santiago 2:14-26, pensaba en tantas personas y organizaciones que realizan buenas obras en este tiempo, al punto que muchos creen que no es necesario tener a Jesús en su corazón para ir al cielo, o hay opiniones de quienes dicen conocer a alguien que no va a la iglesia y es mas bueno que los que van. En realidad es un error pensar así, en primer lugar el Señor nos dice que no hay justo ni aún uno, no hay quien haga lo bueno, por mucho que nosotros creamos que la gente es buena, la verdad es que la intención del corazón solo Dios la conoce.
Hay ONG haciendo cosas buenas, la cooperación internacional, las iglesias, personas particulares, el gobierno y otros más, la pregunta es ¿que motiva tus buenas obras?, pues más que ver la acción, Dios revisa la motivación. Aunque hay buenas acciones, muchas veces estas acciones no han surgido de una correcta motivación, parecen buenas pero al final no son buenas.
Juan Wesley decía que el perfecto motivador es el amor, así que si el amor a Dios traducido en obediencia nos mueve, entonces eso significa que vamos por la dirección correcta. Por otro lado también nos debe mover el amor al prójjimo, a los que sufren, que están en condición desfavorable o que atraviezan una situación difícil.
Definitivamente hay motivadores egoistas, como llamar la atención, ejercer dominio sobre otros, lucrarse, allí aunque la acción sea buena, será de esas obras que cuando sean probadas por fuego, con seguridad se quemarán, no pasarán la prueba. Como cristianos debemos anhelar que el Señor nos ayude a tener un corazón limpio, que procure agradar a Dios y hacer su voluntad, que busque ayudar a otros o servir no para ser visto, Jesús dijo "de cierto os digo que ya tienen su recompensa", refiriéndose a los fariseos que hacían cosas solo para que los vieran. El servir a otros no se trata de protagonismo, se trata de reconocer al otro y considerarlo aún mejor que nosotros y tener el corazón para apoyarlo en lo que esté en nuestras manos hacer.
Las obras son parte de la obediencia, si creemos en Dios y en su palabra, entonces obedeceremos y actuaremos cada día conforme a lo que Dios nos ha mandado, amando al prójimo, perdonando, dejando a un lado el orgullo, la mentira, la falsedad, siendo más como Jesús.
Padre crea en mí un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mi, que en todo lo que hagamos, nos mueva tu amor y el deseo de servir a los demás, que dejemos a un lado el orgullo y la vanagloria, pues tu eres el único merecedor de toda gloria.
Agradecida por su llamado
Karen
Hay ONG haciendo cosas buenas, la cooperación internacional, las iglesias, personas particulares, el gobierno y otros más, la pregunta es ¿que motiva tus buenas obras?, pues más que ver la acción, Dios revisa la motivación. Aunque hay buenas acciones, muchas veces estas acciones no han surgido de una correcta motivación, parecen buenas pero al final no son buenas.
Juan Wesley decía que el perfecto motivador es el amor, así que si el amor a Dios traducido en obediencia nos mueve, entonces eso significa que vamos por la dirección correcta. Por otro lado también nos debe mover el amor al prójjimo, a los que sufren, que están en condición desfavorable o que atraviezan una situación difícil.
Definitivamente hay motivadores egoistas, como llamar la atención, ejercer dominio sobre otros, lucrarse, allí aunque la acción sea buena, será de esas obras que cuando sean probadas por fuego, con seguridad se quemarán, no pasarán la prueba. Como cristianos debemos anhelar que el Señor nos ayude a tener un corazón limpio, que procure agradar a Dios y hacer su voluntad, que busque ayudar a otros o servir no para ser visto, Jesús dijo "de cierto os digo que ya tienen su recompensa", refiriéndose a los fariseos que hacían cosas solo para que los vieran. El servir a otros no se trata de protagonismo, se trata de reconocer al otro y considerarlo aún mejor que nosotros y tener el corazón para apoyarlo en lo que esté en nuestras manos hacer.
Las obras son parte de la obediencia, si creemos en Dios y en su palabra, entonces obedeceremos y actuaremos cada día conforme a lo que Dios nos ha mandado, amando al prójimo, perdonando, dejando a un lado el orgullo, la mentira, la falsedad, siendo más como Jesús.
Padre crea en mí un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mi, que en todo lo que hagamos, nos mueva tu amor y el deseo de servir a los demás, que dejemos a un lado el orgullo y la vanagloria, pues tu eres el único merecedor de toda gloria.
Agradecida por su llamado
Karen
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