Todavía me parece escuchar los consejos que recibí del hombre que fué mi pastor durante 25 años, al salir de reuniones en las que conversaba con el, siempre pensaba en lo sabio que era para orientarnos y me preguntaba como adquirir esa sabiduría, como hablar lo justo y necesario, como ser sabios para tomar decisiones, como dirigir sabiamente.
Los seres humanos frecuentemente erramos, aún habiendo conocido al Señor tomamos malas decisiones, somos imprudentes, necios, poco sabios. Pero en la medida que leo la Palabra me doy cuenta que nuestra falta de sabiduría se debe a dos razones, por un lado el desconocimiento del consejo bíblico frente a muchas situaciones, así que aunque el consejo está allí, nunca lo ponemos en práctica porque no abrimos la Biblia más que para el sermón dominical. En segundo lugar porque aunque sabemos el consejo, decidimos desobeder.
Santiago 3:13-18 nos habla de dos tipos de sabiduría. La primera es la sabiduría humana, que en la versión NVI le llama incluso diabólica. Este tipo de sabiduría es la que se basa en la propia prudencia, en el conocimiento puramente terrenal, que al final no hace más que producir acciones malvadas, que hablan de la condición del corazón de los que se sienten sabios. Por otro lado está la sabiduría que desciende del cielo, es la que se produce producto de conocer a Dios, conocer su palabra y disponerse a obedecerla.
Ahora bien, como saber que nuestras decisiones son sabias, como asegurarnos de que estamos viviendo como sabios y no como necios. Santiago nos arroja algunas luces que complementamos con proverbios.
1. Vivir en sabiduría es vivir en obediencia a sus mandamientos. La Biblia es una lampara que nos da luz acerca del camino que debemos andar, pero aún teniendo la luz para no perdernos, las personas siempre decidimos tomar otra ruta, obviamente perdemos el camino. El que desea vivir sabiamente, debe aprender a no desviarse ni a derecha ni a izquierda, sencillamente ver el manual del que diseñó todas las cosas y seguir al pie de la letra sus instrucciones.
Que el Señor nos vuelva en obediencia a su palabra, para asegurarnos de que podemos caminar con sabiduría, la sabiduría que viene de El.
Agradecida por su llamado,
Karen
Los seres humanos frecuentemente erramos, aún habiendo conocido al Señor tomamos malas decisiones, somos imprudentes, necios, poco sabios. Pero en la medida que leo la Palabra me doy cuenta que nuestra falta de sabiduría se debe a dos razones, por un lado el desconocimiento del consejo bíblico frente a muchas situaciones, así que aunque el consejo está allí, nunca lo ponemos en práctica porque no abrimos la Biblia más que para el sermón dominical. En segundo lugar porque aunque sabemos el consejo, decidimos desobeder.
Santiago 3:13-18 nos habla de dos tipos de sabiduría. La primera es la sabiduría humana, que en la versión NVI le llama incluso diabólica. Este tipo de sabiduría es la que se basa en la propia prudencia, en el conocimiento puramente terrenal, que al final no hace más que producir acciones malvadas, que hablan de la condición del corazón de los que se sienten sabios. Por otro lado está la sabiduría que desciende del cielo, es la que se produce producto de conocer a Dios, conocer su palabra y disponerse a obedecerla.
Ahora bien, como saber que nuestras decisiones son sabias, como asegurarnos de que estamos viviendo como sabios y no como necios. Santiago nos arroja algunas luces que complementamos con proverbios.
1. Vivir en sabiduría es vivir en obediencia a sus mandamientos. La Biblia es una lampara que nos da luz acerca del camino que debemos andar, pero aún teniendo la luz para no perdernos, las personas siempre decidimos tomar otra ruta, obviamente perdemos el camino. El que desea vivir sabiamente, debe aprender a no desviarse ni a derecha ni a izquierda, sencillamente ver el manual del que diseñó todas las cosas y seguir al pie de la letra sus instrucciones.
"Por cuanto aborrecieron el conocimiento y no quisieron temer al Señor; por cuanto no siguieron mis consejos sino que rechazaron mis reprensiones, cosecharán el fruto de su conducta," Pr. 1:30-21a2. El sabio procura el consejo, la Palabra dice que el necio es sabio en su propia opinión, es decir que únicamente se escucha a si mismo, en cambio el sabio procura el consejo, busca personas de buen testimonio, ancianos con experiencia, gente que puede ayudarle en su decisión, no que decidirán por el, pero que le pueden ayudar a ver los pro y los contra de su situación. Esto me hace recordar al hijo de Salomón cuando le tocó reinar, tuvo la oportunidad de escuchar el consejo de jóvenes y de ancianos, al final escuchó a los más jóvenes y ya sabemos lo que pasó, el reino terminó dividido. Es por ello que el proverbista aconsejaba a los hijos a escuchar a los padres, pues ellos con más experiencia podían advertirles acerca de malas decisiones. Pero muy cierto es que la gente ya no procura el consejo, cada quien quiere hacer lo que bien le parece, hasta se ofenden cuando alguien les desea advertir, al final quizás aprendan pero después de haberse golpeado muchas veces.
"Escuchen hijos la corrección de un padre, dispónganse a adquirir inteligencia". Pr. 4:13. El sabio busca a Dios en oración, pide discernimiento y pasa su posible decisión por el colador de la Palabra. Oramos porque deseamos hacer la voluntad de Dios, que muchas veces nos resulta difícil de conocer, pero al pedir discernimiento estamos pidiendo un lente que nos ayuda a ver lo que no se ve, que nos trae paz en la desición que tomaremos. No siempre es fácil identificar si estamos actuando con sabiduría, pero el discernimiento es como esa vocesita en el interior que cuando somos guiados por el Espíritu nos orienta para ir por el camino correcto, recuerden hay caminos que al hombre le parecen buenos, pero al final no hacen más que llevarle a la muerte y a la perdición.
"La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas adquiere discernimiento.! Pr. 4:74. Pasemos todo por el colador de la Palabra de Dios. Es que muchas cosas que hacemos sencillamente ni son bíblicas, o no traen lo que se supone deben traer a nuestra vida. Quiere saber que una decisión es sabia y le traerá paz, quiere saber si la voz que escucha en su corazón que le dice que actue de x o y forma es la voz del Señor, entonces cuele esos pensamientos, ideas o decisiones a la luz de la Palabra. Pregúntese, ¿es esto verdadero, es honesto, es justo, es puro, es amable, es de buen nombre, hay virtud en esto que estoy haciendo, es esto digno de alabanza, si es así entonces sepamos que tendrá un buen efecto, caso contrario ni siquiera deberíamos intentarlo.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Fil. 4;8La sabiduría humana se mueve entre la envidia, las rivalidades, la presunción. Su fin solo trae confusión y más maldad. En cambio la sabiduría que viene a raíz de la presencia del Espírut Santo en nuestras vidas, produce en nosotros un fruto, que es el amor, gozo paz, paciencia y por tanto habrá buena coducta y obras que se hacen con humildad. Esta sabiduría contraria a la humana, es pura, bondadosa, pacífica, muestra compasión, es sincera, su fruto es la justicia y la paz.
Que el Señor nos vuelva en obediencia a su palabra, para asegurarnos de que podemos caminar con sabiduría, la sabiduría que viene de El.
Agradecida por su llamado,
Karen
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