Esta mañana mientras leía el libro de Santiago en el capítulo 3, realmente me sentí redarguída, aunque es una palabra fuerte, que normalmente querríamos recetar a otros, sentí como el Espíritu Santo me exhortaba a mejorar en esta área de mi vida, porque debo confesar que tiendo a ser imprudente, digo lo que pienso y he entendido que no debe ser así. Aún puedo decir que he sido buena defendiéndome, en esto del ministerio se reciben tantos ataques que he buscado los medios para desmentir los falsos que otros levantan o defender a mi esposo, sin embargo debo confesar que no ha sido lo correcto, hay lugares y personas donde hablar se vuelve contra ti mismo, y acaba uno entendiendo que hay poder en Jesús a través de la oración, así que empiezas a pelear la batalla con oración y pides a Dios que el sea tu abogado en la causa que peleas, tengo comprobado que mi Dios nos defiende mejor que nosotros, nos da la victoria, y si aún no la vemos solo debemos esperar su tiempo perfecto.
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor, le alabamos, le decimos cuanto le amamos, pero con esa misma lengua maldecimos (es decir hablamos mal) a las personas creadas a imagen de Dios. No porque necesariamente hablemos detrás de las personas, más bien porque aún haciendolo frente a ellas, no somos piadosos en decir lo que pensamos y lanzamos palabras como misiles que seguramente afectan el corazón de los demás. Otros quizás tienen la tendencia a hablar detras de la gente, chismear, mentir, levantar calumnia, falso testimonio e irrespetar. Así que fácilmente con un organo pequeño, levantamos un incendio que en la mayoría de las ocasiones resulta difícil apagar.
Reflexionando sobre como domar la lengua, encontré estos cinco pasos que pueden ayudarnos a hacerlo:
1. Examina tu corazón: Pero si estamos hablando de la lengua no del corazón, pero la Biblia nos señala que de la abundancia del corazón habla la boca, es cierto, terminamos soltando lo que tenemos en el corazón, resentimiento, falta de perdón, quizás hemos sido heridos dañados, pero también quizás hay envidia, celo, igual cuando el corazón está dañado, no podemos esperar que de la boca salga algo bueno.
2. Ora a Dios para que limpie tu corazón y te dé dominio propio. David sabía que al dañarse el corazón nada bueno se podía esperar en el accionar, por eso decía Ten compasión de mi, oh Dios, conforme a tu gran amor. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Purifícame con hisopo y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. (Sal. 51:1a, 2 y 7). Ahora bien el Señor nos limpia pero seguido a ello, necesitamos pedir que nos de dominio propio, que Su Espíritu Santo gobierne en nuestra vida, porque cuando el Espíritu Santo gobierna, podemos dominarnos a nosotros mismos por causa de su presencia.
3. Guarda tu Corazón: Dios puede limpiar nuestro corazón, pero si no somos gente que se refugia en una relación díaria con El, seguramente vamos a contarminarnos nuevamente. Así somos los seres humanos, tenemos la tendencia a llenar lo que queda vacío, arreglamos un ropero, sacamos todo lo que no sirve, lo que no se usa y luego empezamos a llenarlo de cosas que igual no necesitamos. En este caso Pr. 4:23 nos advierte, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de el mana la vida. Guardar nuestro corazón implicará muchas veces alejarnos de personas, aún amigos o familia, hay personas que cada semana se reunen con otros que no hacen más que hablar mal de los demás, y por supuesto que una manzana podrida hecha perder a las demas, gente que durante su almuerzo familiar critican, chismean, juzgan y aún levantan falsos testimonios, Pablo en su carta a Timoteo cuando se refiere a las características de los hombres de los postreros tiempos claramente dice "a estos evita".
4. Sigue el consejo de la Palabra: El libro de proverbios es un libro práctico en cuanto al uso de nuestra lengua, constantemente nos advierte de la manera en que debemos hablar o no hablar. Su consejo en Pr. 5:1-2 es "Hijo mío, pon antención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento". Así que bueno sería iniciar un estudio sobre todo el consejo para ser prudente, porque muchas veces nos metemos en líos de gratis.
5. Aleja tu boca de lo malo: Conociendo el consejo de la palabra, no queda más que obedecerlo, alejarnos de aquello que el Señor nos muestra que no es de su agrado. Proverbios 4:24 dice: Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios la palabras corruptas.
Creo que podemos ganar la batalla a nuestra lengua, vamos a pedir al Señor que obre en nosotros, que nos permita revisar el corazón y que nos sane de toda maldad, porque no somos buenos, la Biblia dice que no hay justo ni aún uno, pero por su gracia hemos sido justificados por Cristo.
Señor ayudanos, examinanos, muéstranos lo que hay en nuestro corazón, perdonanos por el mal uso que hemos dado a nuestra lengua, porque no te hemos honrado cuando hemos pecado, limpia nuestro corazón, ayudanos a perdonar, a olvidar y a procurar hacer el bien aunque nos hagan mal. Danos dominio propio y voluntad para obedecerte y alejar nuestra boca de lo malo. A ti sea la gloria. Amen
Agradecida con su llamado
Karen
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