"Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios." 3 Juan 11
Si pudiera borrar algo de este mundo quizás sería el mal y la oposición, pues aunque pensamos que la oposición es buena en algún momento, a ningúno de nosotros nos gusta tener constantemente opositores que están a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor, es decir que siempre están buscando una razón para hacer el mal.
Sin embargo, siempre han existido opositores, persecución de una u otra forma. Me viene a la memoria Saul, quien se dedicó a perseguir a David, Amán vivió para hablar mal de Mardoqueo y el pueblo de Dios, los fariseos que todo el tiempo persiguieron en nombre de la ley a Jesús y me encuentro también a Diótrefes, de quien Juan en su tercera carta verso 9 y 10 nos dice "recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se los prohibe, y los expulsa de la iglesia".
Diótrefes era un opositor que estaba en la iglesia, se oponía a los que Dios había llamado, hablaba de ellos, murmuraba y no permitía que se les recibiera, por ende se oponía a Dios; porque quien lucha contra las personas que están haciendo la obra, en realidad está luchando contra el Señor.
Generalmente uno se desiluciona porque no espera que la oposición venga de quienes creemos que más bien deben apoyar, pero la Biblia nos muestra lo contrario, los faríseos en nombre de la ley de Dios, persiguieron, difamaron y crucificaron a Jesús; las personas de las que se hubiese esperado mayor apoyo no entendieron que Jesús era el salvador, el ungido de Dios. Así pasa en nuestros tiempos, Dios levanta personas que lleven a cabo su obra y muchas veces nosotros los que estamos cerca, somos el principal estorbo para que la obra de Dios se realice, somos el impedimento para que su reino avance en la tierra. Esto me hace pensar si en realidad estamos siendo la iglesia, no la visible, la que todos piensan que es la iglesia, si no la iglesia invisible, la que trabaja en forma silenciosa, sin reconocimientos, sin gloria humana, pero haciendo aquello a la que ha sido llamada.
Contrario a Diótrefes estaba Demetrio, de quien Juan afirma que este si ha visto a Dios puesto que hacía lo bueno, además los demás daban testimonio de sus bondades.
Estos dos casos me hacen reflexionar en lo siguiente:
1. Somos de los que luchamos contra Dios?, estamos nosotros impidiendo que la iglesia haga una obra pertienente a estos tiempos?, somos de los que murmuramos pero no vivimos como ciudadanos del reino?. Estoy siendo de apoyo o me estoy oponiendo a todo?
2. Estamos apoyando la obra, no me refiero a apoyar lo que me agrada, me refiero a apoyar aún cuando hay cosas que no me agradan, pero que se que es la obra de Dios. Estamos buscando beneficios o glorias personales o estamos empujando la obra de Cristo.
3. Estoy amando a los que se oponen, hace dos semanas reflexionaba con mi grupo de discipulado sobre los dos tipos de amor. El amor de Dios que no tiene una causa, que se genera en el mismo y el amor del ser humano, que es causado por algo, es por ello que la Biblia señala que nosotros amamos a Dios porque el nos amo primero. Debo confesarles que este punto ha sido mi desafío y oración a partir del estudio con mis hermanas del discipulado, porque somos llamados a amar como El amó, un amor que no nace producto de algo, un amor que no se condiciona a algo, sencillamente amar porque Dios nos manda que amemos.
Oro al Señor para que abra nuestros ojos espirituales, que nos permita ver contra quien luchamos verdaderamente, que nos haga instrumentos útiles para su obra de modo que no impidamos su reino en la tierra y para que mi amor para los que se oponen sea perfecto como el amor que El nos has mostrado desde el principio. Amados, hagamos lo bueno, porque el que hace lo bueno, da testimonio de haberse encontrado con Dios.
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